lunes, 27 de junio de 2022


 Álvaro Figueroa y Torres, conde de Romanones

 

Lo que va de ayer a hoy

 

Aunque parezca mentira, han pasado 108 años del inicio de la Gran Guerra, la Primera Guerra Mundial (1914). En aquella ocasión España se parapetó como: Neutral; Quedando así al margen del devenir de Europa y de su futuro. Las consecuencias de semejante aislamiento no pudieron ser peores que han sido hasta la fecha, dejando a la península en la insignificancia de la política a nivel mundial. Otro tren que pasaba y España se quedaba de pie en el andén, o arrodillada a merced de los tiempos. A merced de las voluntades ajenas.

La Gran Guerra europea, aunque lejana, enardece a los españoles de la época. El rey Alfonso XIII, convencido por el presidente del gobierno Eduardo Dato (Partido Conservador), anuncia la neutralidad de España, entonces una “nación bostezante” en palabras de Antonio Machado. La sociedad española, presa de sus más recónditos rencores, se rompe como siempre entre aliados y germanófilos.

La neutralidad que no se apoya en la propia fuerza está a merced del primero que, siendo fuerte, necesite violarla; no es la hora oportuna de hablar de la debilidad en que se halla España”. Álvaro de Figueroa y Torres, jefe de la oposición liberal (1914).

La pregunta que surge en la actualidad de 2022 es: ¿Es la OTAN, liderada por USA, el aliado adecuado que nos comprometerá en el futuro con garantías…?

Particularmente opino que no hay garantías y sí ambigüedad. El decadente Imperio USA tiene síntomas de empacho y las últimas refriegas a nivel mundial y regional (Siria 2019) advierten que su integridad se balancea peligrosamente. Desde la caída del Muro, noviembre de 1989, tras las desdichadas derrotas de Vietnam y hasta la última de Afganistán (verano 2021) el poder USA es un pálpito de su industria armamentística, farmacéutica y petrolera, vectores económicos influyentes y caprichosos, muy poco fiables en términos democráticos. Esto contando con que lo importante sea la democracia y no otra cosa.

La cumbre aliada del Atlántico, Madrid 2022, es comprometida y comprometedora. Nadie ha preguntado oficialmente a la ciudadanía española de qué lado está y si cuenta con suficiente información. Sí sabemos que, en los medios (prensa, radio, Redes, televisión) está capada la “Propaganda rusa”, y que estamos expuestos al martilleo constante de la propaganda occidental. No es extraño, claro, que un 85% de ciudadanos españoles estén a favor de OTAN (sólo un 57% en referendum 1986) y de apoyar con un 2 por ciento del PIB a la inversión en armamento; o sea, son lentejas. Justo lo que necesitan las industrias del armamento y farmacéuticas del Imperio (Plagas bíblicas, guerras, desestabilización). Con buena propaganda todo es más sencillo. Ya lo decía el líder liberal conde de Romanones mientras cazaba perdices en Sigüenza hace 108 años, ¿quién quiere neutralidad…?

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