jueves, 19 de mayo de 2022


 ilustración de Russel-Morgan

 

El rey piltrafa

 

 

Tengo contados, con los dedos de una oreja, los motivos por los que apreciar al emérito y cientos de causas para aborrecerle y calumniarle. Entre las más repugnantes, por citar la primera, que, habiendo sido educado entre algodones para ser un futuro rey de España, lo que menos le ha importado siempre ha sido, precisamente, España. La esperanza que alguna vez tuvimos en él es, mal comparado, como el que siembra un árbol que se sabe de variedad frondoso y con el paso de los años sigue siendo una birria, deslavazado y torcido. Es, a la vejez, que ni para leña de brasero sirve, fin postrero de todo tronco aserrado. Ni calienta ni da luz. El chisporroteo de sus últimas folliscas es malsano e iracundo, un verdadero ejemplo de lo que nunca debió ser un rey coronado de España. El fraude perpetrado está en la misma base de la que se tomó el injerto: los borbones. Y tal y como han resultado los borbones en España históricamente ya hacía sospechar, en el nombramiento del fulano como príncipe, que el sarmiento era más de zarza que de vid. Quienes le eligieron, seguramente, ya conocían su variedad y consintieron bregar con espinas a riesgo de que diera alguna flor efímera ni racimo; los que le eligieron confiaron en espinas y espinas tenemos. Esto es irrefutable.

Sí es cierto que los monarcas de hoy tienen poco de monarcas, sino un remedo sin fuste de lo que fueran en otro tiempo en España a dios graciaspero, lo que viene a ser una Jefatura del Estado europeo y toda la parafernalia añadida de protocolos y altezas en representación de una soberanía delegada, digo que mal brilla en un personaje tan descuadrado. Fíjate qué, por ponerle un acierto al perdulario, solo queda bien en las monedas estampadas y en los retratos de las sacristías. Eso sin contar, enumerando, quiénes son sus mejores amigos que ha cultivado a lo largo de años, los que le tienen refugiado/regalado de dineros allende las Españas, los árabes de religión infiel que sólo pensarlo me da la risay el bochorno para los que le debían haber excomulgado siendo que se proclama católico, los de la Conferencia, cuando tuvo el primer desliz conocido de amantes y concubinas, algunas célebres. En ese sentido no me invento nada, que todo está publicado con detalles inclusive lo de las bocas que hubo que tapar con dineros “reservados” para que no se fuesen de la lengua las ínclitas y sus chulos más de la cuenta, para que quedara como de tapadillo; libros y artículos de prensa hay, tantos, que no da para leerlos en una vida.

Vengo a abundar, concluyendo, que quien quiera que fuese el que eligió al “Campechano” susurrando al oído del Caudillo, se lució. So pena que ya tuviese calculado el resultado postrero de aquella elección y los rendimientos tributarios que aportaría a la estructura vertical aquella de los años 70s que aún se conserva mires por donde mires. Mal comparando, de nuevo, España fue estafada con el monarca ahora emérito como en su día lo fuese con la vuelta de Fernando VII autorizada por Napoleón. Ahora, estamos como estamos por la mala cabeza de tantos, aquellos que necesitan los cuatro santos en las esquinas de sus camas y un retrato colgado en la pared coronando la sala de autopsias.

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