post-truth
No es fácil, para según quiénes, reconocerse superados por una realidad empecinada, numerosas veces adulterada, las más veces contaminada. Estoy hablando de la “Post-verdad”, o de esa verdad que se compra y se vende según demanda, porque también la realidad falsificada tiene clientes haciendo bueno el dicho capitalista: «Con todo se ha de comerciar».
Es por eso que quienes caen en la trampa de la “Post-verdad”, antes que renegar cayendo en la cuenta correcta, se afanan en justificaciones más o menos traídas por los pelos y a menudo mezquinas tratando de quedar airosos tras hacer el ridículo con su propia conciencia: Se auto-justifican y cualquier cabo es línea de vida ante el esperpento, retorciendo, maquinando, flirteando con las más estúpidas ideas, incluso conspirando y nunca reconociendo que han sido timados en plena madurez ¡Es asombroso!
En 2016 la palabra “post-truth”: «Más allá de la verdad», fue declarada palabra del año, según Oxford Languajes.
No es preciso explicar, cinco años después, el porqué de semejante otorgamiento señalado. A la vista está que todo viene a estar debidamente acondicionado para que “La Verdad” tenga sus verdades satélites circundantes y siempre haya una acepción a medida de las mentes que la esperan compuesta e incluso resabiada. Las más ocasiones la mini-verdad aparece bendecida, aderezada, troceada, atomizada, banderilleada y, si no fuera porque las fuentes de las que nace se proclaman del máximo rigor: “El Evangelio” mismamente, pudiera confrontarse con otras fuentes que dicen ser “La Ley” o recientemente “La Democracia”, como nos venden ahora desde USA tras haber sido pisoteado El Capitolio por energúmenos cegados por, precisamente, la insólita Post-verdad, cada uno de ellos cargado con su mini-verdad a cuestas… ¡Alucinante!
Así las cosas, retorcidamente dispuestas, las mini-verdades nos vienen ahora de rabiosa actualidad con el episodio de un Papa (“Comunista”) recibiendo en audiencia a una ministra (“Comunista”) y lo que te rondaré morena. Pero, es un producto del mercado, de modo que habiendo demanda de éstas gilipolleces y gilipollas que lo consumen, también hay oferta por parte de quienes negocian con su tratamiento y hacen el agosto fabricando productos con que llenar espacios televisivos, periódicos, gacetillas y la hoja parroquial manipulada por el cacique de turno… ¡El evangelio, oye!
Un ejemplo: El Pasaporte Pío
El Pasaporte Pío es un nuevo documento o salvaguarda que permitirá al portador entrevistarse con el Papa. Se trata, ciertamente, de un visado excepcional o salvoconducto que han de poseer quienes viajen desde España para mantener audiencia con el Santo Padre. Seguramente será expedido, dicho papelote, acreditando ser puro de conciencia, cristiano viejo, con resguardo de aportaciones al cepillo y necesariamente habrá de estar autorizado por las autoridades diocesanas y/o castrenses capacitadas a tal efecto.
Esta medida, profiláctica, se hace necesaria ante el aumento de infieles que acuden ante Su Santidad contaminando y menoscabando el entendimiento de aquel, ocupándole además el tiempo que necesariamente ha de dedicar a la oración y el buen Gobierno de la Iglesia de San Pedro.
Por si fuera poco que el Camino de Santiago esté hasta las trancas de ateos menesterosos, ahora también hay que ver que cualquier pelaespigas se cuele en los salones de El Vaticano. ¡Ya está bien!
No hay comentarios:
Publicar un comentario