sábado, 14 de mayo de 2022


 La policía israelí carga contra el cortejo fúnebre de la periodista Shireen Abu Akleh

 ¡¡Mira, mira, mira!!

 

Puede que a priori me cueste mucho comprender cómo en el país del Evangelio, tan viejo y tan glosado, las fuerzas de orden público judías desbaratan un cortejo fúnebre al paso de la comitiva que transporta un féretro a hombros de la periodista palestina Shireen Abu Akleh. Las imágenes que se han mostrado en los medios hablan por sí solas. Y las imágenes dicen tanto, en tan poco, que lo que escribo no es otra cosa que un borrón; el cuajo queda en el estómago.

No es la primera vez que cosas así ocurren por allí, en Palestina; y seguramente no será la última. Y es que las autoridades israelíes prohíben la exhibición de las banderas palestinas, región que han invadido y tomado por las armas desde 1957. De manera que la policía interviene como un resorte cada vez que alguien se asoma a la calle manifestándose bandera palestina en mano. No te digo nada si es el caso, como este, en el que se juntan en comitiva y transportando banderas junto el ataúd de una víctima caída bajo disparos de los soldados judíos. Como digo, las imágenes hablan por sí solas.

¿Qué se puede hacer…? Nada. A lo sumo condenar el hecho bochornoso y esconderse, porque las armas continúan cargadas en una guerra injusta miles de veces denunciada y nunca castigada contra el invasor todopoderoso que mantiene sometido, pisoteado y masacrado al pueblo palestino. A ese gato no se le puede poner cascabel.

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