¡Bueno! Pocas son las ocasiones que se falla el premio Cervantes y tengo la cosa de conocer parte de la obra del premiado, al menos he leído dos o tres de sus obras: “La muchacha de las bragas de oro”, “Si te dicen que caí” y “Últimas tardes con Teresa”. Ya venía yo pensando que el premio Cervantes era para escritores raros, porque reconozco que ni siquiera conocía al portugués premiado con el insigne premio y, desde Camilo José Cela, ningún galardonado había sido leído por mis ojos. Pero así comprendo que el raro soy yo, por leer poco, y por estar enganchado al ordenador solamente para navegar y jugar, que mira que tengo vicio. Que los libros me pesan en las manos como elefantes, y que el poder de los juegos me tiene ocupado hasta las orejas, tanto, que mis ojos adolecen ya de vista cansada y necesito prótesis cristalinas para ayudarme de cerca.
Artículo para ESIC Málaga sobre Pepephone
Hace 9 años
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