Dentro del ciclo de Teatro aficionado Moratalaz 2010, en el Certamen de Teatro Clásico “La Vida es sueño” que se celebra en el Centro Cultural El Torito, donde La Farándula ha tenido el honor de ser seleccionado para participar y así lo ha hecho el pasado día 19 de marzo 2010, día de San José; repusimos la obra “Un Marido de ida y vuelta” de Enrique Jardiel Poncela, con gran éxito de critica y público, siendo que, seguramente, optaremos a alguno de los premios que se otorgarán en ese Certamen.
Más, como la obra representada en ese Certamen por la Farándula “Un Marido de ida y vuelta” estará durante el mes de mayo 2010 poniéndose en La Casa de Vacas del Retiro, me guardo los comentarios para aquella fecha, en la que iré escribiendo mis impresiones.
El hecho de participar en el Certamen de El Torito nos ha animado a visionar otras obras a concurso, así, el pasado viernes acudimos Mª José y yo a ver la función del grupo Bojiganga Teatro, de Sevilla, con la obra adaptada de Lope de Vega “El perro del hortelano”.
Más, como la obra representada en ese Certamen por la Farándula “Un Marido de ida y vuelta” estará durante el mes de mayo 2010 poniéndose en La Casa de Vacas del Retiro, me guardo los comentarios para aquella fecha, en la que iré escribiendo mis impresiones.
El hecho de participar en el Certamen de El Torito nos ha animado a visionar otras obras a concurso, así, el pasado viernes acudimos Mª José y yo a ver la función del grupo Bojiganga Teatro, de Sevilla, con la obra adaptada de Lope de Vega “El perro del hortelano”.
“El perro del hortelano” es una comedia completa en rigor, versada y transgresora de su época (El siglo de Oro) al introducir personajes femeninos como protagonistas absolutos de la acción. El maestro de tantos: Lope de Vega, sabe dislocar una intriga de amor y celos hasta llevarlo a la ambición y el poder que otorga la clase superior o nobleza contra sus sirvientes y gentiles. Hay que decir en honor del autor, que la trama es brillante y el desenlace previsible. Con verso fresco, Lope adorna la trama con jugosas chispas de hilaridad al mismo tiempo que llega a la sensibilidad del espectador con poderosos dramas. En cualquier lugar de la RED podrán encontrarse referencias a este autor y a ésta obra y así me ahorro el copio-pego.
“Bojiganga Teatro”
“Bojiganga Teatro”
El perro del hortelano, adaptación de la obra de Lope de Vega.
Mal. No nos ha gustado. Varias razones me obligan a pensar que perdí la tarde del viernes viendo un bodrio solemne; y digo viendo porque el sentido del oído no se estreno durante la representación. No entendí el verso, y no lo entendí porque el verso, sino es rimado, cadencioso, sutil, animado, declamado, pues no se entiende. Y eso fue lo que pasó. Sí, sí, los actores tenían suficiente voz, pero desentrenada. ¿Se sabían el papel? Quién sabe… no pude seguir la trama por el oído. El escenario apenas vestido con dos sillas y una mesa a la derecha (del actor), en el centro una especie de biombo traslúcido montado sobre un pedestal y a la izquierda un minibar con varios taburetes al uso. Como decorado sobre el fondo negro de las cortinas propias del escenario a derecha e izquierda, dos rótulos luminosos “Belflor” y “Palace”. Pero todos los aficionados sabemos lo que cuesta mover suntuosos escenarios, una pasta; así no me choca lo escueto de parafernalia y atrezo. El vestuario tampoco me satisfizo (vestuario corriente moderno). Y lo peor de todo, lo inverosímil, lo inaudito… ¡Las luces! Que pena… Mira que en El torito hay focos y luces como para iluminar El Vaticano, pues nada, ni eso se curraron. De esta manera no se puede satisfacer al público. Digo yo que habiendo medios suficientes para adornar un poco la acción, pues que estos medios hay que usarlos, y usarlos bien es menester de cualquier director de escena que se precie.Para hacer en rigor una crítica sobre los actores habría que escucharles, pero como no se les entendía, excuso apostillar nada sobre ellos.
Mal. No nos ha gustado. Varias razones me obligan a pensar que perdí la tarde del viernes viendo un bodrio solemne; y digo viendo porque el sentido del oído no se estreno durante la representación. No entendí el verso, y no lo entendí porque el verso, sino es rimado, cadencioso, sutil, animado, declamado, pues no se entiende. Y eso fue lo que pasó. Sí, sí, los actores tenían suficiente voz, pero desentrenada. ¿Se sabían el papel? Quién sabe… no pude seguir la trama por el oído. El escenario apenas vestido con dos sillas y una mesa a la derecha (del actor), en el centro una especie de biombo traslúcido montado sobre un pedestal y a la izquierda un minibar con varios taburetes al uso. Como decorado sobre el fondo negro de las cortinas propias del escenario a derecha e izquierda, dos rótulos luminosos “Belflor” y “Palace”. Pero todos los aficionados sabemos lo que cuesta mover suntuosos escenarios, una pasta; así no me choca lo escueto de parafernalia y atrezo. El vestuario tampoco me satisfizo (vestuario corriente moderno). Y lo peor de todo, lo inverosímil, lo inaudito… ¡Las luces! Que pena… Mira que en El torito hay focos y luces como para iluminar El Vaticano, pues nada, ni eso se curraron. De esta manera no se puede satisfacer al público. Digo yo que habiendo medios suficientes para adornar un poco la acción, pues que estos medios hay que usarlos, y usarlos bien es menester de cualquier director de escena que se precie.Para hacer en rigor una crítica sobre los actores habría que escucharles, pero como no se les entendía, excuso apostillar nada sobre ellos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario