miércoles, 6 de octubre de 2021


 

Mienten más que hablan

 

Ningún trabajo me cuesta a mí cerrar los ojos y permanecer mudo, quieto, estático si de lo que se trata es de formar parte de la uniformidad pertinente, agradable a los tiempos y a los caciques; nada me cuesta… pero me mata por dentro. Además, me duele en el mismo alma, como español culto, ser quedo y abrazarme al vasallaje de la ignominia del embuste y del revisionismo extravagante, cuando no, torticero e interesado. Así que, con desiguales armas, que nunca son ni serán suficientes, empiezo por gritar bajito que es mentira lo que disfrazado de “teoría” se sublima sin pruebas, ningunas, y todo por el afán de hacerse acaso un selfi simpático y salir en televisión con la perorata de que «Cervantes trató de burlarse de los daganceños con el entremés de “La elección de los Alcaldes de Daganzo” por haberle metido en el calabozo». No, digo que no es cierto. No hay pruebas.

Cervantes sí estuvo y hay pruebas manifiestas de que siendo mozo visitó estos andurriales daganceños y dio con sus huesos en el calabozo y amén; pero, igual que estuvo en tantos otros lugares de los que dejó escrito que conocía lo suficiente para que sirvieran de fondo pintoresco o folclórico en sus obras, qué sé yo: Las Algarrovillas, El toboso, Caracuel, Almodovar del Campo, etc, etc. decenas de localizaciones que todavía existen y son proclamadas y distinguidas con ese señalamiento del autor alcalaíno insigne. Para más decir, estuvo D. Miguel preso cinco años en Argel, lo que daría pie a inventar, por la regla de tres que aplican los letrados corregidores actuales de Daganzo, que en algún momento trataría Cervantes de burlarse del moro y de la morería, y lejos de ese desatino revisionista extravagante, el célebre escritor obsequió a Cide Hamete Benengeli, personaje árabe, real o de ficción, la autoría de la novela que le encumbró a la fama: “El ingenioso hidalgo don Quijote de La Mancha”.

Por hacer breve la entrada del post, y con la única idea de dejar constancia de la manida travesura que nace desde la propia institución municipal ayuntada, solo me queda anotar que en dicha obra: «La elección de los alcaldes de Daganzo» (Sinopsis) Cervantes pretende y consigue trasladar al público un ambiente rural temeroso de Dios y corrupto, propio de aquella época (Principios del XVII) y, seguramente, corrupción propia de todos los tiempos.

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