Pésima puesta en escena de esta adaptación de la novela original de Alejandro Dumas (hijo).
La obra “La dama de las camelias” se estrenó en 1853 en París y, según reseñas que he encontrado, parece ser que Giuseppe Verdi quedó prendado del argumento y éste le inspiró para componer “La traviata”… cosas curiosas que pasan.
En lo que respecta al argumento, trata sobre una cortesana ligera de cascos (Margarita Gautier) que prenda a un caballero (Armand Duval) sin fortuna en lo económico, pero que cuenta con el suficiente tesón para persistir en el asedio a la esquiva y endeudada moza al tiempo que otros pretendientes (Varville), con mejor bolsa, son más aceptados por ésta. Intervienen en la acción, además, una vecina aprovechada y curiosa que, husmeando por acá y por allá, trapichea con los fondos propios y ajenos; un doctor que procura la salud de la protagonista, una criada y un asistente.
La dirección es de Ángel Cercós. Pudiera darse el caso de que la función que he visto, al ser en un teatro de pueblo (Cobeña), carezca de mejores condiciones e incluso que tenga pasado el correspondiente peine para readaptar la dramaturgia al contexto del “desasistido” escenario (Lo que se ve en la foto no se ha visto en la función de Cobeña). Pero con todo mi respeto para la calidad que se le supone a este director, la calidad expuesta deja muchísimo que decir. Y el público es el público en todas partes.
Soporífero, así de rotundo. Teatro amateur en el sentido literal del término. Debo reconocer, eso sí, el esfuerzo de la actriz Montse Martínez que salva, con su buen hacer, lo que los demás no hacen. Y es que es muy flojo todo lo que el resto de actores ponen de su parte. A más, a más, que según descubro navegando por la Web, el escenario carece de los elementos mobiliarios que la obra gozara otrora, quedando reducido a telas colgantes, ajadas y casi acromáticas.
Artículo para ESIC Málaga sobre Pepephone
Hace 9 años
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