La monarquía, los Reyes Magos y la cigüeña
Todavía quedan ciudadanos monárquicos, o eso dicen ellos, que románticamente ven a la Casa Real y al rey como la más alta institución de nuestro país, España, olvidando que la soberanía ya no emana de allí. Dura tarea es explicar a esos ciudadanos las circunstancias que detraen a la monarquía a un papel meramente representativo al servicio de los poderes del estado.
En estos pasados días, quizá maliciosamente, la Presidenta de la Comunidad de Madrid, Díaz Ayuso, advertía una singularidad claramente anticonstitucional: Pedía que el rey no firmara los indultos so pena de caer bochornosamente en el ridículo de apoyar al Gobierno de la nación… Bueno, pues todavía hay quienes se arrinconan en esa bagatela, a todas luces manipulada desde la ignorancia y dirigida específicamente para ignorantes. Hay que decir que la filípica ha calado con claro éxito a tenor de cómo se manifiestan los “monárquicos” y la derecha trasnochada que no termina de acostumbrarse a que la monarquía española es un pintoresco decorado. Se hace preciso revisar qué cosas se enseñan en las escuelas que finalmente termina haciendo infelices a los súbditos que todavía comulgan con las esencias de hace dos siglos. Seguramente hay que andar cuidadoso al hablar y escribir no sea que en un desliz descubran, para pasmo, que tampoco los Magos de Oriente y la cigüeña…
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